Dudas frecuentes sobre el método Waldorf.

Vivimos en un mundo en el que a veces hay una sobrecarga de oferta. En todos los ámbitos, también en la educación; algo especialmente delicado en un asunto tan importante. Nosotros apostamos decididamente por un método que antepone algunos valores que consideramos indispensables para el desarrollo de un niño. También sabemos que el método Waldorf en ocasiones no es suficientemente conocido o que existen algunos aspectos que suelen ser confundidos. Por eso, resolvemos aquí algunas de las dudas más frecuentes del método Waldorf.

En ocasiones algunos métodos pedagógicos son demonizados por su forma de trabajar, por el hecho de diferenciarse de aquello a lo que estamos acostumbrados o por simple desconocimiento. Dejando a un lado que cada pedagogía es diferente, el caso del método Waldorf con el que trabajamos en El Puente Azul —una pedagogía con 2.000 centros en todo el mundo y completamente homologada con lo que estipula la ley— es el de un método innovador pese a contar con un siglo de dedicación.

¿Qué es exactamente eso de método Waldorf?

Puede que hayas oído hablar de esta metodología entre familias, profesionales de la pedagogía o, tal vez, en medios de comunicación… Y puede que hayas oído hablar de que, al tratarse de una educación diferente a la que optan muchas familias, es algo poco menos que arriesgado, peligroso o, a veces, incluso perjudicial para los niños. Nada más lejos de la realidad.

Con un siglo de dedicación y de respeto al desarrollo natural del proceso de aprendizaje del alumno y cerca de 2.000 escuelas en todo el mundo, el método Waldorf es una apuesta por un sistema educativo que antepone el aspecto más humano y emotivo sobre el material y superficial. Nuestro objetivo, igual que el de fundador de esta pedagogía, Rudolf Steiner, es ayudar a crear una sociedad de mujeres y hombres libres, que sean capaces de elegir sin obstáculos lo que deseen para su futuro. Además, la Unesco ha reconocido que los valores que persigue esta pedagogía se corresponden con los del propio organismo internacional.

Este método se basa en la propia experiencia de cada niña y cada niño, en fomentar las ganas de descubrir el mundo que todo pequeño tiene —y que a menudo se tiende a menospreciar— y en estimular su creatividad, su imaginación y su interés.

¿Se diferencia mucho de la educación tradicional?

Una de las principales diferencias del método Waldorf es que respeta decididamente el desarrollo natural de cada niño, sin necesidad de adelantarse. Así, por ejemplo, en sus primeros años de escuela, una etapa vital en su desarrollo, apostamos por respetar su autonomía y su necesidad de jugar —el juego es el trabajo de los niños—. Todo sin prisas, cada paso llega en su momento.

Además, le damos mucha importancia al vínculo con el maestro, con el que se desarrollan lazos que a menudo duran toda la vida. Por eso, es frecuente que un mismo profesor en la medida de lo posible siga muchos años con un mismo grupo de niñas y niños. También le damos a una serie de materias una gran importancia. De esta manera, además de adquirir los conocimientos que toda escuela le enseña al alumno, nosotros apostamos también por actividades que despierten su creatividad como la música, el modelado en barro y toda clase de manualidades como el trabajo de punto con lana.

¿Cómo se trabaja en las aulas?

Uno de los mayores temores de algunas familias es que el hecho de no usar libros de texto tradicionales pueda suponer un problema a la hora de adquirir conocimientos. Nada más lejos: por ejemplo, se respeta mejor el ritmo del niño y el proceso es más natural si se le enseñan tablas de multiplicar a partir de sencillos patrones rítmicos y juegos que repetimos cada mañana en lugar de memorizar inconscientemente. O si, por ejemplo, los niños crean su propio cuaderno de ciencias a partir de lo que observen ellos mismos en la naturaleza en lugar de repetir mil veces lo que pone en un libro.

¿Es un sistema homologado y reconocido?

Como cualquier otro colegio, El Puente Azul cumple con todas las obligaciones y normativas que estipulan las normas educativas. Así, la escuela está completamente homologada y se cumplen los contenidos que la ley obliga a impartir. Aunque, eso sí, nosotros incidamos también en algunas materias que creemos son fundamentales para el desarrollo de un niño.

En un próximo post desarrollaremos algunos otros aspectos que a menudo son confundidos o no son lo suficientemente explicados. En cualquier caso, son valores por los que optamos no por el hecho de ser simplemente diferentes, sino porque son aquellos en los que creemos para contribuir a una sociedad más justa y libre.

No hacen exámenes. ¿Eso es bueno?

Muchas veces la educación tradicional, con sus notas, sus exámenes y su rimo poco natural, impone en los niños una sensación artificial de competición, a menudo desde edades muy tempranas. Nosotros huimos de este afán: buscamos un entorno cooperativo, sano y más acorde con el temperamento natural de los pequeños.

Esto no quiere decir que no valoremos el correcto desarrollo de cada pequeño y que se dediquen solo a jugar sin ningún sentido —aunque el juego sea fundamental—. Al contrario: la aventura que es el aprendizaje de un niño es evaluada constantemente por nuestros profesores y los exámenes como tal no son lo importante; nuestros profesionales lo hacen de otra manera: observándolos todo el rato y comprobando que adquieren conocimientos según un ritmo acorde a su desarrollo y advirtiendo de que su lado emocional también progresa con ellos.

¿Qué pasa con los niños que han sufrido problemas?

Precisamente gracias a este entorno cooperativo, a la atención exclusiva a cada niño, a la dedicación a los aspectos más humanos de la infancia y a la colaboración de las familias el método Waldorf está especialmente indicado para niñas y niños que han padecido procesos de acoso, que tienen necesidades especiales o que presentan altas capacidades.

¿Los profesores son profesores cualificados?

Claro. Que enseñen de una manera diferente y le den más importancia a valores más humanos no significa que sean menos profesionales. Todos nuestros profesores, de hecho, cumplen con lo que estipulan las leyes de educación de España y de Castilla y León: todos ellos cuentan con títulos de Educación homologados y reconocidos. Ahora bien, también cuentan, adicionalmente, con una formación específica en el método Waldorf, que les aporta además una visión más humanista e integral de la forma de ser y de desarrollarse intelectual, física y emocionalmente de cada niño.

¿Están preparados para el mundo “real”? ¿Van al instituto y la universidad?

Aunque existen algunos centros universitarios y de secundaria vinculados al método Waldorf, los alumnos que aprenden y crecen con esta pedagogía no experimentan grandes dificultades cuando abandonan la escuela para integrarse en otros centros. De hecho, según algunos estudios, hasta un 94% de los alumnos que pasan por Waldorf en Norteamérica cursan estudios universitarios y un 55% terminan con cursos de doctorado o posgrado. En Alemania, por ejemplo, detectaron unas notas en los exámenes de acceso a la universidad que duplican o triplican los datos del resto de alumnos.

Pero primero dejamos que los niños sean niños y que ocupen de verdad el centro de su educación.